Resumen
IDENTIDADES DOCENTES DEL NIVEL
PREESCOLAR,
GÉNERO Y FORMACIÓN DOCENTE INICIAL
En un
contexto en el que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económicos (OCDE) ha señalado que la educación en México tiene serios problemas
y que una de las soluciones implica volver la mirada hacia la formación de maestros,
cuyas debilidades han sido evidenciadas a partir de los resultados de las
evaluaciones a cargo de actores especializados
Honoré
(1980), destaca que la formación se sustenta en dos objetivos hasta cierto
punto contradictorios: por un lado, pretende que el sujeto que se forma
construya un repertorio de identidad que lo haga parecerse a aquellos que lo
están instruyendo, pero, por otro, se busca que estructure elementos que lo
diferencien del colectivo profesional en el que se inserta. La razón de focalizar
la identidad docente es porque se considera que incide y puede caracterizar la
práctica que las educadoras realizan día a día en su ejercicio en las aulas. Su
trascendencia consiste en que tal práctica se realiza a partir de las nociones
epistemológicas, didácticas y conceptuales que sustentan esa identidad. Como
señala Bolívar, “la enseñanza es, primariamente, una actividad individual
(única e interpersonal), donde la identidad personal condiciona los modos como
[los maestros y maestras] ven y hacen su trabajo”.
La
reflexión de la maestra o el maestro acerca de lo que es y lo que hace le
brinda la oportunidad de conocer cómo se construye su identidad docente, cómo
se manifiesta, a partir de qué circunstancias se va transformando, y las
posibilidades que tiene de reconstruirla, si así lo desea.
CONCEPTOS
Identidad
docente: Qüesta, quien considera que la identidad implica “sentirse parte de un
colectivo con historia, memoria, presente y proyecto futuro desde las
particularidades personales, grupales o colectivas”, para Rivas (2007), la
identidad de cada docente contribuye a la conformación de la cultura
institucional de su centro de trabajo, es un entramado de procesos con una gran
gama de rutas para su permanente reconstrucción, en el cual influyen todos los
sujetos que intervienen en las experiencias educativas de un hombre o una mujer
que laboran como maestros o como educadoras; dicho entramado se estructura a
partir de circunstancias históricas y sociales, personales y colectivas, que se
combinan y actualizan en todo momento; son procesos históricos que responden a
las condiciones específicas de un periodo y los contextos en los que se
desenvolvieron las informantes. La identidad docente se encuentra
multideterminada por los estereotipos construidos por las educadoras aun antes
de iniciar la formación docente inicial en las escuelas normales.
Identidad
de género: consiste en la representación de lo que una mujer o un hombre
entienden como la forma en que deben asumir su rol de género para ser
coherentes, pero éste no es un proceso que se constituye en solitario ni es una
herencia genética; es el resultado de un proceso de aprendizaje histórico,
cultural y, a la vez, individual y colectivo. Además, la categoría de género es
una construcción histórica y social sobre la identidad, rol y valores con que
se considera deben cumplir mujeres y hombres, respectivamente, para ser
diferenciados entre sí y reconocidos por otros como sus iguales.
Formación
docente: En este concepto se retomaron las aportaciones de Mercado (2007),
quien señala que la forma de ser del maestro se gesta en el proceso de
formación inicial. Por ello, una modificación en este proceso debe ir
directamente a las creencias que giran en torno a la función y la misión del
maestro, que se promueven como parte de la identidad docente en las
instituciones formadoras de docentes. La formación docente implica la práctica,
marcos referenciales y conceptuales, líneas temáticas, métodos y técnicas de
enseñanza de una institución determinada, dirigidos a construir y transmitir
saberes para una población magisterial específica.
Con
base en el marco referencial y en los conceptos ya definidos, se planteó la
ruta metodológica para integrar las dimensiones individual y colectiva, lo
subjetivo y lo instituciona, plasmada en sus narrativas biográficas, lo cual
apoyó en la elaboración del análisis. Se focalizaron los procesos que
contribuyeron a la construcción y reconstrucción de las identidades docentes;
las narrativas fueron examinadas a partir de una perspectiva hermenéutica,
pues, como señala Bolívar et al., “cada cultura proporciona relatos que ofrecen
modelos de identidad y acción a sus miembros” (2001, p. 26). Con base en la
teoría de Ricoeur, la persona que hace un relato debe ser entendida, al mismo
tiempo, como protagonista de éste, ya que no es una identidad distinta de sus
experiencias; al contrario: comparte la identidad dinámica propia de la
historia narrada. El relato es el medio a través del cual se construye su
identidad, que puede denominarse identidad narrativa, al construir la historia
narrada.
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